La hiedra

por Victoria Carzoglio

Científicos dedicados a la Geolingüística definen a la hiedra (Hedera Helix) como una
planta LADO B.


Esta planta trepadora de tipo enredadera, afirman, “escribe” desde atrás. Escribe con la espalda o, según desde dónde se la mire, con las plantas de los pies.

La hiedra no escribe ni se expresa con letras o palabras sino con huellas. Va pegándose a la pared por medio de sus ventosas dejando un dibujo sobre el muro. Se descubre su “escritura” una vez que la hiedra se seca y muere, en su caída. Estamos hablando de una planta escritora póstuma. La vida de la hiedra puede alcanzar los 200 años.

Mientras la hiedra trepa, sube y crece vemos su cara anterior: el frente verde que asciende. Un mar verde va tapando la pared blanca. El muro se hunde dentro de ella. Una boa constrictora se devora la pared. Creemos que con esa acción nos está diciendo. Creemos que ahí nos habla de su fortaleza y de su poder. Pero no. El verdadero mensaje está atrás. Oculto y reptante.

La hiedra deja sus cicatrices sobre la pared.

Donde no se muestra es donde escribe.

Según los estudios que hicieron los científicos de estas disciplinas que se encargan de analizar las diferentes formas literarias de animales y plantas, casi todos los escritos de hiedras son del tipo o género confesionario. El muro o la pared hace de diario íntimo donde pensamientos inconscientes, miedos, inseguridades y reproches quedan impregnados sobre la superficie de cemento.

Se ha llegado a conocer un dato curioso: todas las hiedras son del signo zodiacal de Libra ya que tienen la necesidad de crecer sobre un otro, son dependientes, perdiendo ellas mismas personalidad e individualismo, de ahí el contenido de su escritura.

Las traducciones que se han llegado a hacer dicen:

“Quiero ser independiente, ser mi propio sostén.” / “No quiero ser rastrera.” / “No quiero sentirme usada para vestir una pared, decorar o embellecer algo tan insulso, tan chato y tan aburrido como un pedazo de cemento.” / “Soy planta, no ropa.” / “No quiero que me tilden de invasiva.” / “Me elijen porque soy una opción más barata que pintar la pared o arreglarla de humedad.”

Los científicos aclaran que es muy difícil poder desenredar los pensamientos de la hiedra. Son pensamientos rebuscados, retorcidos y que se entretejen por demasiados años. Otra dificultad que presenta la escritura de la hiedra es que esta no sucede con letras, sino que directamente son marcas de una vida. La escritura es simbólica y el símbolo, como dice Jung, nos permite solo UNA interpretación de aquello que deseamos comprender porque cada símbolo dice más y otra cosa.

Escritura de una Hedera Helix (hiedra) encontrada en un patio interno de un edificio
del barrio de Belgrano de la ciudad de Buenos Aires, Argentina.