por Candela Saud
15 de diciembre,
F vino a mi casa y me trajo un chocolate. Me dijo, “hola gatita”, le dije, “hola bichito» y nos besamos y me empujó contra la puerta y yo lo empujé a él contra la mesada y él me tiró al piso frío de cerámica que como hacía calor aliviaba y me tocó la panza y yo lo di vuelta. Él me dijo sentante en mi cara, y yo lo hice mientras estiraba mi cuello hacia el techo. Después de ese saludo, nos sentamos a charlar y a fumar. Cada tanto, me pedía que me bajara el shorcito para mirarme el culo redondo y decirme qué lindo, qué lindo que está. Le dije subamos arriba, me dijo «¿ya?», le dije «sí, ya”.
6 de octubre,
Era de noche y el viento hacía bailar a las enredaderas que cubrían la pared de entrada de la casa de F. De fondo, ladridos difusos y motores de auto que se alejaban o se acercaban, aunque en verdad, se alejaban porque era tarde y no pasaban muchos autos por la cuadra. Qué complejo es el tiempo a estas horas, quiero decir, algo de suspensión. Podría haber un río acá al lado de esta calle y tendría sentido.
Me imagino sentada en el sillón de la casa de F, en el living, y puedo ver su sombra que se desviste frente al espejo del baño. Parece fácil cuando digo «me imagino», pero al pensar en la extensión de ese espacio imaginario, me doy cuenta enseguida de la pobreza de mi pensamiento.
Supongamos que este viento es viento y que como es viento, puede hacer que las cosas se muevan, no solo a las enredaderas que cubrían la pared, sino también a un mechón de pelo, el mío, y a la brasa de un Marlboro Light, el mío. Si el viento puede moverme a mí o a partes de mí, me gustaría pedirle que opere sobre algunos movimientos más específicos, a mis pies, por ejemplo, para que se acerquen involuntariamente a la puerta y logren que yo deje de mirar hacia la ventana. (Ese pensamiento sobre el viento tenía algo. Algo en relación a la acción de moverse y al deseo de que algo me obligue a hacerlo)
Estar parada ahora frente a la casa de F, sin poder moverme, con un as de picas en la billetera que me encontré en la avenida de los incas, esperando a que una luz se encienda, o distinguir una figura moviéndose en la oscuridad, o ver pasar un fantasma que me haga una seña con la mano, o que un farol titile en código morse para decirme algo que yo no podría leer porque no sé código morse, y pensar en estudiar código morse para volver a esa cuadra y entender. Son todas cosas que me llevan a querer moverme sin moverme, y ya no quiero acercarme a la puerta ni siquiera por mi propia voluntad. La casa está apagada, el viento suspendido de una forma casi espacial o galáctica, mi mechón de pelo quieto, y negro, se enrula, parece el de una estatua despintada como las uñas de una chica punk. El Marlboro corto y seco. Pienso en un meteorito.
17 de marzo,
Le dije a Azul que podía acompañarme al cine, me dijo que no pero que cenemos después, le dije no, no, al final voy a una muestra en microcentro, vení si querés, me dijo estoy yendo. Cuando vino, conoció a mis amigas, les dijo que no comía pastas hacía un año y que nunca tomó ni mate ni café. Es raro porque esa extravagancia en ella parece más un acto de represión que de rebeldía.
Después me dijo “gracias por invitarme estuvo buenísimo”. Me miró con sus ojos de ciervo. Yo también la tuve que mirar y le dije sí, sí, re bueno.
27 de marzo,
Tengo que poder escribirle a M para decirle que la cosa no va más entre nosotros, que no puedo estar con alguien tan idiota y de repente me mirás así y no puedo, no puedo.
Le tengo que decir: M si no nos vamos a ver más, hablemoslo, no puede diluirse así como si nada, no somos agua de lluvia sobre agua de río.
2 de diciembre,
Pensando en la vez en que te mandé un mail explicándote la teoría de la gravedad.
Pensando en lo aburrida que es la mirada de M en comparación con la mirada de esa chica.
2 de abril,
El novio de J me dice “El problema de occidente es que la gente piensa que el ser humano tiende a la racionalidad. El problema de occidente es que la gente piensa que sus pensamientos los constituyen. Vos no sos tus pensamientos, vos no sos tus pensamientos, solo que te acostumbraste a conversar con vos misma pero esa conversación puede ser una conversación equivocada. De hecho, es lo más probable, lo más probable es que estés teniendo la conversación equivocada. Es como si tuvieses un solo amigo que te cae mal, ¿entendes? Vos no sos tus pensamientos.”
Después de decir eso nos dejó a J y a mi cenando milanesas y se fue a una clase de su grupo esotérico sobre Gurdjieff. Cuando manejaba de vuelta a mi casa intenté conectarme con la ruta. Estoy manejando en la ruta, estoy manejando en la ruta, estoy manejando en la ruta, F, estoy manejando en la ruta, mamá, estoy manejando en la ruta, M, estoy manejando en la ruta, compras de farmacia, estoy manejando en la ruta, regar plantas, estoy manejando en la ruta, gatita. No, pero en serio, cuando volvía a casa me acordé de mi papá, una vuelta, sentados en la reposera, mirando el jardín, mirando a la perra comerse una paloma con entusiasmo, mirándonos entre nosotros mientras conversábamos. Me acordé que me dijo si amás algo tear it apart. Me lo dijo en un inglés británico finísimo que se le pegó de su novia nueva, Scarlett. Tear it apart my darling, me decía mirando al jardín.
9 de octubre,
Afuera está lloviendo y mi boca está toda roja, toda roja, toda roja, me encanta mi boca cuando está así toda roja, toda roja, toda roja. Azul me escribe para decirme “desde que te conocí veo películas increíbles”.
F,
Llegaste a mi casa como una tormenta de verano. No llegué a cerrar las ventanas.
Sos un hombre detestable, un hombre azul y verde. Me dijiste que nuestros animales del horóscopo chino no se podían entender. Me dijiste que fantaseabas con el día en el que yo esté casada y nosotros seamos amantes. Me dijiste por qué no escribís sobre la vez que saliste disparada al café de la esquina porque te dije que me había encontrado con S. Escribí sobre el encuentro de tus dos hombres con la carta astral invertida, me dijiste.
3 de enero,
You’ve got me thinking
Me dejaste pensando
Tu m’as laissé penser
Mi hai lasciato pensare
Du hast mich nachdenklich gelassen
Me dejaste pensando
No, eso, que me dejaste pensando.
Tu cara cuando es muy seria y me mira muy seriamente además porque nada está bien entre nosotros.
Aprendiste a decirme las peores cosas de la mejor manera y eso me enoja. ¿dónde está la violencia de tus manos cuando matás a un mosquito, ahora, dónde está?
Si todavía digo tu nombre en voz alta en distintos momentos del día cuando nadie me escucha ¿significa que me estás manifestando? pero, no sueño con vos. Sueño con pulpos y cangrejos y agua y marea y algas. Qué hago con tu nombre de duende ahora que nos declaramos la guerra.
(qué hago con las canciones de la banda alemana que escuchábamos para dormir la siesta que decía en un inglés mal pronunciado you are a psychobitch and I want u to die and to die in pain)
25 de diciembre,
Le digo a mi papá “F me regaló un perfume”.
Me dice “Mínimo. Ese corazón es caro”.