Neo punk

por Nati Lupia

(imagen: Valen Duro)

El sábado a la mañana nació una mariposa en mi jardín. Era una monarca con alas color naranja vibrante y negro muy profundo. Al principio no sabía aletear, así que solo estaba posada sobre su capullo, ahora vacío. Poco a poco fue tomando confianza y comenzó a recorrer el lugar, las demás plantas y las otras flores que planté hace unos días atrás. Las primeras voladas fueron accidentadas, se chocaba con las paredes y se caía una y otra vez. A la tercera ya entendió cómo funcionaba y se fue volando hasta lo del vecino. Volvió como saludandonos por última vez y se fue por el barrio. 

Hace un tiempo empecé a ser consciente de una necesidad de sobreestimulo, no solo en mi, si no también en mis amigas (supongo que es un malestar general). Una noche recostadas sobre el piso, Valen me dice:

-Me quiero drogar o tomar alcohol o hacer algo.

-Por qué amiga? estamos tranqui mirando el cielo.

-Sí, ya sé, pero necesito más.

Hace tiempo siente un vacío interior y cada vez que está sola o tranquila, aparece. Para callar esa voz necesita consumir algo o hacer algo. Me pasa lo mismo. Necesito comprar, fumar, tomar, mirar el celular, twittear, hacer algo constantemente. No puedo estar sin hacer nada o sin decir algo. Todo el tiempo pensando.

Esa charla me quedó dando vueltas durante todo el verano. Hasta el sábado por la mañana. Pasamos 45 minutos mirando cómo salía de su capullo y aprendía a volar. Comprendí que en un mundo capitalista, lo más punk que se puede hacer es ver como nace una mariposa.