por Marta van Tartwikj
Los pelos del cepillo
abandonan el bote
de cristal delicado
peinan susurrantes
la superficie carnosa
el tiempo es una uña postiza que se alarga
la oscuridad de la pupila se dilata
fragancia a disolvente
explosiones volcánicas
gotas que caen a cámara lenta
lenguas de gel que se entrelazan
en un beso cósmico perfecto
Deseo que mis manos
solo sean máquinas
el brillo de una carrocería potente
el silencio de una cafetera de lujo
las líneas higiénicas de un mueble de aluminio
Deseo unas garras dulces
Rosa orquídea entremezcladas
en los pelos de las orejas de un perro
Amarillo atardecer salpicadas
por espuma de cocacola
Terciopelo lila hundidas
en los gajos jugosos de una mandarina
Rojo enamoramiento enredadas
en los cabellos rubios detrás de un pendiente
Noche en la vegas amarradas
a un volante de cuero
Perla de Kyoto acariciadas
por la hierba húmeda
Nieve alpina posadas
sobre un hombro bronceado
Mis dedos se ondulan al sol
y son las estrellas
una galaxia entera
diez rayos de jubilo
látigos glossy fantasía
llamaradas de glitter
como una fiesta
que se abre paso
hasta el espacio exterior