por Ignacio Salvadores
con 18 y el corazón
recién destrozado por Spadetto
con un punzón de 80 milímetros
dibujaba los bancos
de la facultad, puntillismo
fascinación de siempre
dejé el cbc de filosofía
antes de terminar mi reproducción del Seurat
-ese con gente, perro, sombreros, veleros, humo París y el Sena-
tocar la guitarra todo noche
del aula solo me quedó Bottero
infinito amigo desde entonces, vecino de munro
hoy sociólogo de influencia mundial
perfilado y afilado para la música
renuncié al oficio de repartidor de calendarios
diseñando posters de carreras de caballos
conseguí mis billetes que leían
EZE-JFK
Pako me esperaba en su estudio
567 Flushing avenue
un ambiente enorme donde se hacía todo
los días se iban gastando suelas
cada noche iba a escuchar música -jazz 90%
hasta que tuve la epifanía
sería tanto más divertido tocar un viento que la guitarra
así fue, que entré a ese negoció y brillaba
la trompeta
100 dólares la llevo
volví a Flushing pasé los días
tocando y tocando descifrando
el invisible
misterio del sufrir
de la trompeta
la frustración me llevó
volví al local
a preguntar, can I change it for a saxophone?
y pagar la diferencia para comprar
el saxo más barato un libro de instrucciones
refugiarnos en el central park
para así convertirme para el resto de mi vida en alguien que toca el saxofón