Todos los días la misma comida

por Jesi Sarraf

La chica que me cuida dice ser mi madre,

(aunque yo no necesito un padre)

cambia de novio cada seis meses,

todos tienen el pelo largo,

todos son del conurbano.

A mi me caia bien Flavio,

un metalero sensible de San Francisco Solano

que en ocasionales tardes de verano, me llevó a pasear a las vías,

y me convidaba todo lo que se comía.

Flavio no fingía quererme como hace la mayoría,

pensarán que ella necesita verlos mentir,

ó que para una mulher, la capacidad de conquista del onvre,

se refleja en la capacidad de fingir.

Una vez hubo uno que casi me mata,

Julio, que era de Ballester, alérgico a los pelos y pediatra,

se vestía con traje, camisa y usaba una colonia horrible,

de esas que son muy baratas.

La pasaba a buscar y se iban a comer a un peruano del centro,

cuando volvían ella no me registraba, 

ni para corroborar que no haya muerto,

Julio me pateaba para sacarme de la cama,

y roncaba tanto alto que era un espanto.

una vez me sacó a pasear,

y me dejó atado a un poste de luz con los cables pelados.

por suerte esa relación duró muy poco, 

ella reconoció que se había equivocado.

Jorge, pobrecito, fue el más desdichado,

su torpeza lo llevó a cometer un doble atentado,

era miope y manejaba un camión con interiores aterciopelados.

Una madrugada cerca de la embajada de Francia,

se llevó puesto un puesto de diarios,

al instante murieron una mujer y un jóven que buscaba trabajo en los clasificados

Jorgito era de Matanza y algo muy triste había pasado en su crianza,

(siempre se olvidaba de mi nombre), 

y decía que para acercarse a un perro había que tener confianza.

Terminaron antes de que fuera demasiado tarde.

Jorge fue el último de los novios de la chica que me cuida y dice ser mi madre.