por Elizabeth Jofré
Soldadas del ejército de la oscuridad,
reinas bulímicas que vomitan nieve,
psicólogas infantiles que curiosamente
empapelan sus cuartos con Tests de Bender.
Psicopedagogas mal cogidas,
abusadoras de madres en contexto de pobreza.
Profesoras de plástica y sus colores primarios,
empresarias que no le venden una chota a nadie,
filántropas de la maleficencia.
Militontas antiderechos.
Yoguis, psicóticas ordinarias.
Mitómanas.
Madres de la comisión de “padres” del colegio.
Esposas de rugbyers, negadoras
de historias de amor que ellos tienen con hermosas chicas trans.
Directoras tapizadas con prendedores.
Ministra de la Corte Suprema de Justicia del Medioevo,
vos y tu apellido de Anfiteatro Griego.
Modelos infames de la cultura de la oscuridad.
Jefas Chotas
y sus gritos
de tan 7 de la mañana .
Providas vizcas torturando mujeres de
clase media frente al consultorio del abortólogo bancado por la federal.
Verdaderas brujas de la medicina pública, opusdeístas,
atormentadoras de niñas con sus rosarios
hicieron que Doña Carmen dé las gracias
porque sus pastillas anticonceptivas vencidas,
después de 6 hijas, le dieron un varón.
Juezas corruptas, ustedes diseñaron familias como ciudades,
con carne y lágrimas de puérperas pobres.
Policías caníbales, misóginas como
hembras arengadas para ir de cacería
por la ciudad del código de todas las contravenciones.
Me contaron que la gente ahora las ve
y que las llaman el ejército de las sonámbulas.
Dicen que pasan por las vidrieras de los locales de ropa
Y que no paran de comprarse tapados,
que no les importa si es verano .
Me contaron también que se detienen frente a los espejos
y se gritan a ustedes mismas, alrededor de 1 minuto.
Que después caminan todas transpiradas
hasta sus casas cuando cae la tarde detrás de la montaña.
Entonces el dedo se les vuelve contra sí como un arma
Y el rivotril ya no funciona.
Dicen que antes de dormir curan las cicatrices en los brazos de sus hijos.