por Lucia Massolo
Algunas cosas que pasaron el 1ro de Julio
1
Ayer, después de la clase de proyecto tuve una claridad pero no sabía si era real. Carolina Cappa dijo que los archivos del mundo, donde guardan todas las obras y registros del pasado, casi siempre borran cosas, como en un pen drive. Borran para guardar más y más nuevo. Me puso triste por todos esos archivos que no hacían a la selección y que tenían destinos tremendos. Pensé una pila de basura cibernética en llamas enorme, y un humo tan espeso que antes que negro era como violeta. Le dije a Santiago que quería hacer un archivo de mis fallas y todos los proyectos que la humanidad empezó y no terminó. Dicho archivo estaría exhibido en una página web parecida a una que vi, donde uno puede bajar y bajar y son millones de iconos de colores y formas que generan un paisaje, cada icono contiene una mini página web con información cualquiera. La página dice, “Si estudiás el material en este sitio, vas a entender, con suerte, cuál ha sido nuestro propósito en la tierra” Y yo quiero eso, quiero entender cuál ha sido nuestro propósito en la tierra.
2
Más tarde fui a Moscú, que es el lugar por palermo donde leo y organizo eventos con mi ex novia y mi mejor amigo, y donde leen muchas otras chicas como yo, con vestidos hermosos y las cejas filosas. Llevé mis guantes rojos de seda porque decidí hace poco que quiero tener un amuleto cuando leo, algo que sea mio y me transporte a ese mundo que te encontrás cuando lees poesía en voz alta. Hay un mundo que se parece al estado de gracia y es leer poesía en voz alta. No hay nada tan real y espiritual a la vez. Esto lo pensaba porque el otro jueves hicimos El Hormiguero en el salón de abajo (era un jueves helado) y usé mis guantes y podía sentirme leyendo eso que ya es como un conjuro, pero también era yo todas las personas que me escuchaban. Este jueves pensé en leer un poema que se llama “que lindas son las sonrisas de los chicos” que es mi parte más romántica. No porque quiera salir con esos chicos de mis poemas (que también es verdad) sino porque el solo hecho de que existan me parece milagroso. Al final leí otra historia inspirada en un chico del que me enamoré un poco, porque vino poca gente y quedamos solo nosotres a eso de las 8. También improvisé una canción por primera vez sobre el bajo de Feli (muchas gracias). Reed tuvo una entrevista en la radio por teléfono y antes de entrar me dijo en la terraza que se quería ir a vivir a Miami. Después bailamos Kali Uchis y canciones de musicales, que es lo más lindo que se puede hacer.
3
A me convidó whisky. Nos habíamos mensajeado para ir a su casa después de leer y me pasó a buscar. Cuando llegó me mandó un poema por whatapp, lo que me sorprendió pero no tanto. La semana pasada me regaló una rosa y yo me la guardé en el ojal del tapado. Me olvidé mi cartera de perlas en Moscú y tuve que escribirle a Fer (que está viviendo allá, supongo porque su alquiler era impagable) para que me la guardara. Fuimos a Parque Patricios y perdí mi celular en el taxi. Drama que dejé pendiente para la mañana. Todo lo que me pasaba estaba en un estado de agua. Yo era un bandeja de vidrio sin final por el que se deslizaban las cosas y me pregunté por qué no me importaba tanto todo. A me dijo que su cuarto era frío pero no me molestó. Fue como un Gran Poder Lesbiano que me atravesaba diagonal. Me gustan todos los tatuajes de A, aunque yo no tendría ninguno de ellos. Me gusta, en especial, el que tiene en la espalda con tinta roja. Tenía ganas de pasar mis uñas por su relieve. Tuvimos sexo sin musica y se escuchaban los sonidos de la plaza. A la mañana desayunamos en un bar sentadas del mismo lado de la mesa, muy francés y sentí que veía Parque Patricios por primera vez en la vida. Parecía un lugar que no era Buenos Aires, capaz porque era de mañana muy temprano o porque la gente se movía con elegancia. Y no hablo de finura. Hacían sus compras, paseaban perros, caminaban con diarios enrollados en las manos, con elegancia. Vimos una iglesia con un cartel en letras que parecían soviéticas y nos reímos. Me encanta la risa de A. Me dijo que le intrigan mis ojos y la miré y los abrí muy grandes como hago a veces cuando soy muy consciente de ellos. Y que son míos. Como si pudieras ver tu corazón al lado de otros corazones y entender que el tuyo tiene su forma particular. Si fuéramos transparentes existiría la hegemonía de órganos.
4
Volví a mi casa por instinto. Fui feliz sabiendo que conozco tanto mi ciudad y puedo llegar a Villa Urquiza, el barrio más lindo del mundo, desde cualquier punto geográfico. Me sentí indestructible. Puedo llegar a Villa Urquiza desde Glasgow o el DF o alguna ciudad escondida del país. Todos los caminos son distintos sin las redes invisibles de los celulares. Caminé hasta Caseros de la H y me di cuenta que me había olvidado la bufanda. Pero cómo no olvidarse cosas tiradas si esta ciudad es mi casa?!. Me reí. Siempre me río de mí. Así se sentía. Dejar mis zapatos tirados por la habitación es lo mismo que mi cartera de perlas en Moscú. Porque esta ciudad es mi casa. En la estación Federico Lacroze se subió un hombre muy hippie con pinta de paseador de perros, porque tenía un arnés en la cintura y una gorra azul y barba mucha y larga. Me miró a los ojos y esperé que me contara la verdad de algo. Quería guardarme todas las partes de su vestuario en la cabeza. Así que memoricé. Buzo gris gastado-pantalón de corderoy-rastas-zapatillas de marca que no conozco azules y blancas-arnés negro-mochila con las tiras rotas. Hubiera sacado el celular para anotarlo en notas pero tuve que usar mi diario. (Es el segundo que tengo, le pinté unas rosas y le pegué unas calcomanías de pájaros. El anterior era naranja con mariposas dibujadas que me regaló mi ex novia). Fui feliz por la obligación. Quiero que toda la electrónica se descomponga por meses y tengamos que vivir anotando en diarios. Escribí un ayuda memoria en un delineador rojo del fondo de mi cartera (no encontré lapicera). Me bajé en Rosas y caminé diez cuadras pensando en escribir esto.