por Malena Zanazzi
Cuando era chica
revoleaba los ojos sin motivo,
pestañeaba fuerte
cada tres segundos
Los chicos en la escuela
me preguntaban
¿por qué hacés así?
Me imitaban
para que entendiera
Lo que hacía no tenía nombre,
era un gesto automático
Mi papá me retaba
¡no hagas más así!
Mi mamá lo retaba a él.
Las madres de los chicos
de la escuela
se preocupaban también
Me miraban sonreír en las gradas
a punto de jurar a la bandera
(otro gesto automático)
Los ojos dando vueltas
para todos lados
Se acercaban a mis padres
y les decían
¿ella está bien?
¿la vio un profesional?
La profesional jugaba con títeres
Usaba una bruja con pelo
de lana blanco y decía
Estás viendo demasiado
Tus ojos hacen pausas
Desagotan todo lo que pasa
en este mundo
Cuando mi gato era chico
usó sus ojos para seducirme
nos miramos él en su caja
yo en un galpón
y empezó nuestra vida en común
Ahora sus pupilas
son dos agujeros negros enormes,
un mapa imposible
hacia algún problema
que nadie se anima a nombrar
Los ojos redondos le brillan
como burbujas de agua
o bolas de cristal
algunas veces
se acuesta debajo de un mueble
para descansar
Busca la sombra,
un párpado gigante imaginario
que lo cubra
de todo lo que pasa
en este mundo