por Camila Gassiebayle
La noche que aborté era Carnaval. Finales de febrero en la ciudad de Buenos Aires.
Al salir de abortar, quise estar sola. Cuando estoy verdaderamente mal no soporto a nadie. Solo quería ver a A. Tomé un taxi y me bajé en la Av. San Juan esquina Defensa.
San Telmo era una fiesta fabulosa de carnaval, hacia calor, estallaban las luces , escenarios, parlantes, banderines, confetti, sonrisas enormes, gente divertida, Fernet, murgas, bailes, vestuarios por doquier.
Pienso que la alegria y el èxtasis colectivo quizás ayuden con mi devastadora tristeza. También en que necesito ser anonima entre otros por un rato. Asi que decido caminar un rato por la Avenida San Juan para el bajo entre la multitudes, antes de ir a lo de A.
Me bamboleo como en una ola humana entre la gente, las murgas y la música. Ida, siento que llevo puesto un collar enorme de vísceras compuestas de melancolia y furia . Mis pasos son muy lentos y me pesan mucho. Me succione un feto hace tres horas. Mi cuerpo grita por dentro. Lloro sangre. Este desgarro me enloquecerá de por vida. No me siento apta para entender tan Agudo dolor. No doy mas, tengo miedo. Necesito diez toneladas de Alplax. No se si voy a llegar a lo de A.
La gente a mi alrededor cantaba, gritaba, saltaba, reía y de repente uno de los chicos de la murga de la Boca, no me vio y en el agitar ferviente de su bandera me golpeó muy fuerte en la cara y me desmayó. Sentí un Dolor feroz. Quede flotando en blanco y en silencio, como dentro de un útero.
No sé, cuanto tiempo quede tirada en la vereda de Avenida San Juan. Jamàs nadie se dió cuenta de mi accidente. La fiesta seguía.
Confundida, desamparada, golpiada, pisoteada, desmadrada y abortada, Cubierta en lágrimas de sangre y confetti llegue a lo de A.