JJ Romero
El sábado pasado
Agustín me llevó a pasear a una casa abandonada.
Cuando me agarró la mano para guiarme se fijó en un frasco de florecitas amarillas que yo llevaba colgado en el cuello con una cadenita.
Le dije que era un elixir de juventud.
Se hizo un silencio.
Luego quiso preguntarme cómo funcionaba.
Comes una florecita cada mañana listo.
Se quedó pensando
Y me la robó.
Me la arrancó del cuello.
No supe cómo reaccionar así que no reaccioné.
Pero cuando él corría para desaparecer la cadenita saltó de sus manos
Y se cayó al vacío.
Se rompió.
Le cayeron piedras encima.
Quedó oculta entre la tierra como un fósil.
Nos miramos con cara de espanto
Su inquietud misteriosa en los ojos en su pelo
Que se levantaba
Le dije terminamos para que se fuera