por Jorge Drechsler
mientras caminaba bajo el dulce sol de la tarde,
luego de otro inútil día de trabajo,
pensaba que quería escribir un poema de agradecimiento,
(medio walt whitman que enumeraba todo
aquello que lo rodeaba y lo hacía sentir bien)
pero no me convencía porque agradecimiento
me daba una idea de punto flojo
intermedio entre evangelista brasilero
y leonard cohen de viejo y además
me imaginaba que alguien al pasar podía decir
«ahí va el que escribe poemas de agradecimiento»
lo cual me parece muy poco canchero y erotizante,
entonces descarté esa idea, pero al hacerlo
me quedé sin ideas,
entonces decidí pasar por una librería
y le pregunté a la chica
«sobre qué puedo escribir?»
«tiene que ser algo que interese»
«de qué habla la gente?»
«vino alguien hoy a la librería?»
«de qué habla la gente?»
y ella no me supo responder porque
era el primero del día que pasaba por ahí
pero me indicó los libros que están de moda
para que me fije y consulte. los primeros
de inmediato los rechacé porque eran cuentos
y los cuentos son obras de teatro
donde te obligan a leer indicaciones de escena
que no sirven para nada. pero al tercero la chica
me dijo «podés hacerte un i ching con este»
y así lo hice, salvo que no pregunté nada
abrí el libro en un poema que me gustó
y le saqué una foto para verla cuando llegara a mi casa
y me pusiera a escribir el poema
que ya no sería de agradecimiento, sino otra cosa
el poema dice:
Ella sabe colgarse del trapecio
Ella escribe con teclado ciego
Ella adivina contraseñas
Siempre llega cuando ya comienza
Encontré un reemplazo para mí
Ella deja correr lo que no bebe
Ella tiene fuerzas superiores
Ella aprendió latín y logaritmos
Sabe dividir en cuatro ritmos
Toca batería y clarinete
Encontré un reemplazo para mí
y me hizo pensar que el acto máximo de agradecimiento
tiene que ver con abandonarse, o mejor fundirse
con la máquina incesante que son los demás
sin autodestrucción, con una consciencia noble y precisa
como un cura bueno, o leonard cohen de joven
pero yo jamás podría escribir un poema así,
porque no tengo claro el valor de las cosas
pienso que el amor propio es algo de futbolistas
y mi mente es tan pequeña
que considera que mejor que ponerse a agradecer
sería sacar a pasear al perro antes que anochezca