La noche de las babosas

por JJ Romero

Había un espectáculo en el silencio cuando todos se callaban
de pronto, y era
como ver una ventana con luz entre kilómetros de oscuridad.
Me cansé de bailar y la peluca
me impedía ver bien porque se había movido.
Dejé la fiesta atrás y me fui a pasear al patio.
Había un montón de piedras
apiladas y babosas que se arrastraban por todas partes.
Tenía miedo de que me chuparan la sangre
y crecieran descontroladamente
hasta tragarse todo esa noche.
Venía pensando en voz alta:
¿Le habrá gustado mi vestido a César?
¿Se va a acordar de mí después de esta noche?
Uno se harta de escucharse a sí mismo todo el día.
Reconocí a lo lejos el ruido de una moto que se acercaba.
¿Iría en moto a la luna?
Cuando pensaba en eso 
me caí en una pileta vacía.
Había babosas por todo el suelo y parecía que segregaban oscuridad,
pero no tuve miedo.
La oscuridad se iba inflando hasta flotar y cubrir el cielo.
Solo me guiaba la música que venía de la casa
amortiguada por el mareo.
Me senté a esperar que alguien
viniera a ayudarme.
Te digo, 
la oscuridad es una cosa rara, rara, rara.