por Nina Vera Suárez
El otro día estaba en el taller de poesía que hacemos los jueves a las 18:30 por llamada de hangouts y pasó algo rarísimo. Cuando llegó el turno del leer de Sofía, que por lo general va tercera, nos leyó un poema que fue re criticado por la profesora. Bueno, no criticado, le hizo algunas sugerencias de forma sútil y Sofía, quien hasta entonces nunca había tenido ningún problema parecido, no le contestó nada y la sala flotante se sumió en un silencio infernal.
‘¿Ustedes que piensan?’,
Silencio.
Parecía que la reunión iba a continuar con normalidad, pero Sofía dijo medio bajito medio alto:
‘’A ver escribilo vos’’.
Silencio.
‘’Yo ya lo escribí’’ se escucha de otro lado.
‘’Bueno pero tampoco te hiciste famosa con eso’’
‘’Famosa? No sé…el buen arte a veces es pasado por alto. Quizás por distracción del mismo espectador, por ejemplo recién mientras vos leías tu poema yo estaba en Twitter’’.
Silencio.
‘’Qué? Pero…cómo vas a hacer eso? Sos la directora de taller, cualquiera’’
‘’Ya está Sofía. Cuándo vas a aprender a editar? Estás hablando de más’’.
La piba no fue más al taller de poesía que hacemos los jueves a las 18:30 por llamada de hangouts. Pero desde ese día ando puliendo más lo que escribo y, en general, mis respuestas son más ocurrentes.