Querida Cocina

Por Alejandra Fava Castro

Querida cocina: 
Sos un asco Imposible verte como en escena de filmación.
Y ni hablemos de revista de decoración
Tengo manos agrietadas de vieja meta darle a la lavandina y al detergente.
Dirás que soy vaga y sencilla. 
Me reprochas, pero sos testigo de que te dedico el tiempo que tengo y el que no.
Más bien soy yo la que debería echártelo en cara de que sos una sucia que vivis impregnada de grasa y percudida por el caldo.
Cualquiera que te viera diría que tengo un comedor popular.
Hay veces que quiero hacerla fácil y práctico, entonces como solo pan con queso: migas por doquier.
Te uso para fideos o arroz: ollas salpicadas y hornallas para rascar el resto de la noche.
Hace un ratito te deje casi que de película y para la hora del té volviste a ser el bulo del soltero veinteañero.
Ya no se qué más hacer con vos.
Te confieso que hasta desistí de la idea de formar una familia
porque esta tragedia se multiplicaría por mil. 
Mi mamá no me escondió nada de tu verdad y ni bien pudo compró un lavaplatos
pero ocurrió la paradoja de criar una mujer hippie y cuidadosa del ambiente
y sobre todo de su dinero por lo que descarto la opción de darte el gusto con una máquina cara, derrochadora de agua y detergentes importados.
Tampoco pretendo dejar de ser yo y no cocinar nunca más o ser verdaderamente una cochina acumuladora de platos sucios de semanas con muchas  muchas moscas.
Así que querida cocina, seguiremos conviviendo día a día como la única familia que tengo