por Nina Suárez
Cuando se enamora toma de rehenes a las letras.
Que son inocentes en realidad, por eso el término ‘rehén’.
J.
Julieta
Nunca supo si ella era conocedora de que podía hacer que un lugar se sintiera mil veces más frío que lo que realmente era. Fue su tragedia inglesa, el espejo que hay que romper para comprender que no existe la mala suerte, pero los años sí pasan. Ahora es un nombre que no disfruta escribir ni encontrarse por ahí.
La J muta.
Jamaica
Del constante diluvio británico a la calidez de centroamérica en un vuelo sin escalas. Jamaica es inmensa y no le molesta repetir su nombre muchas veces, el de Jamaica digo. Pareciera que aprovecha para decirlo cada vez que puede, es tan camuflable y a la vez incapaz de pasar desapercibido. Pero Jamaica siempre estuvo más lejos que cualquier isla caribeña. Nunca se entendieron.
(Camila irrumpe con todo. No es una Capuleto agonizando ni la fantasía geográfica del trabajador promedio, es real. Camila porta un nombre que tendrán al menos otras 52.783 personas, pero no existe ni una sola como ella. Es una destructora de uni-versos, y se llevan bien.
Quizás al final las palabras no son tan inocentes, quizás son las culpables de todo. No se sabe bien, pero por las dudas, ya no las retengo en contra de su voluntad).