por Jorge Drechsler
no necesito verte desnuda de nuevo
ya escuché tu voz. Por el teléfono
sonás mas elegante y ocupada que
tus abrazos sin motivo aparente
como si por caridad necesitaras
regalar el lujo de tu intimidad.
(en mis sueños somos familia
sin saber ni siquiera nuestros nombres)
vení conmigo un ratito mientras
el planeta se tuerce de vergüenza
y horror, invitaremos a nuestros amantes,
todavía se ahogan en la cerveza tibia
nuestro amor puede mostrarles por qué
las personas aun ríen en los hospicios
cuando se miran al espejo, es la luz,
el juguete de tus pestañas, la manía
de tus pensamientos y la astucia de cada
uno de tus movimientos, de a poco, tímido
quiero compartir esta canción absurda
con lo que queda de tu sombra
quiero ser los ladrillos de tu casa
en una noche de fiesta que no termina