por Georgina Tofé
las instrucciones son claras,
hay que sentarse en cuclillas
manos sobre las piernas y
respirar con el abdomen
una vez por cada aplauso
esa respiración promete
oxígeno, energía extra
al día que empieza
empiezo otro día haciendo yoga en ayunas
lo hubiese creído improbablea
hora estoy acá, es parte de mi rutina para ser buen adulto
completé tres cuadernos cuadriculados
con pensamientos infantiles
yo era un infante y escribir estaba bien
los personajes que miraba en la tele
tenían diarios íntimos y yo también
les ponía nombre, pegaba boletos,
cartas, stickers y envoltorios de golosinas
un día pegué 25 páginas de punta a punta
para esconder que a las 12 me hice
un instructivo de suicidio
me sentía sola, un poco como ahora
me pareció bien tener esa salida
iba a esperar que se fueran todosl
a casa vacía y yo
abrir el gas, esperar, como una siesta
dejaría mi diario como evidencia
la culpable: mi mamá
iba a extrañar a mi papá y la perra
perfeccioné el plan durante
todo un fin de semana
el lunes me amigué con mi mamá
en el auto, el lugar de las conversaciones importantes
pegué con adhesivo las hojas en la noche
que no quedara rastro
quizás un poco me morí
no hizo falta llevarlo a cabo
quién dice que no maté a esa pibita de 12
para ser esta de hoy
podemos estar las dos vivas, las dos muertas
hasta completar las 96 hojas
del cuaderno Rivadavia